En medio de diversas condiciones médicas que afectan a la población, el lipedema se ha mantenido en las sombras, en gran parte desconocido y subdiagnosticado. Sin embargo, para aquellos que viven con esta afección, el lipedema puede ser una carga física y emocional significativa.
El lipedema es un trastorno crónico y poco común que afecta principalmente a mujeres. Se caracteriza por una acumulación anormal de grasa en áreas específicas del cuerpo, como las piernas y, en algunos casos, los brazos. A diferencia del sobrepeso general, el lipedema presenta una distribución desproporcionada de grasa, donde las extremidades inferiores pueden ser significativamente más grandes que el resto del cuerpo, manteniendo el torso relativamente delgado.
El diagnóstico del lipedema puede ser un desafío, ya que se confunde fácilmente con la obesidad o la celulitis. Sin embargo, existen características distintivas que ayudan a identificar esta condición, como la preservación del peso normal en el tronco, la sensibilidad al tacto en las áreas afectadas y la aparición de hematomas con facilidad. A menudo, las personas con lipedema experimentan dolor y malestar en las áreas afectadas, lo que puede dificultar la movilidad y afectar su calidad de vida.
Las causas exactas del lipedema aún no están completamente claras. Sin embargo, se cree que hay una predisposición genética involucrada así como factores hormonales que pueden desempeñar un papel importante en su desarrollo.
El lipedema no solo afecta la salud física de quienes lo padecen, sino que también puede tener un impacto significativo en su salud mental y emocional. La aparición de una figura corporal desproporcionada puede llevar a una disminución de la autoestima y la confianza en sí mismas.
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